Artes y Espectáculos Lectura:
“Los 7 Encuentros busca reforzar el amor en los niños"
30-05-2010
Eilyn C. Torres
etorres@elaragueno.com
Desde el pasado jueves, en las instalaciones de la Universidad de Carabobo (UC), en La Morita, se inició el Encuentro de Niños Lectores de Aragua, con la participación de niños y adolescentes provenientes de planteles de los 18 municipios de la entidad.
El evento, que inició desde tempranas horas de la mañana, contó con la participación de especialistas en cátedras de Castellano y Literatura y docentes especializados de la UC.
Para la actividad fue seleccionado el cuento denominado “Los 7 Encuentros”, de la conocida articulista y locutora Carolina Jaimes Branger, obra infantil que busca rescatar valores como la justicia, la amistad, el amor y la libertad.
El cuento
Los 7 Encuentros relata la historia de Andrés, de 11 años, quien luego de sentirse solo por la partida de su mejor amiguito y compañero de juegos hacia otro país, se traslada en sueños a una serie de lugares mágicos donde conoce a Tina, proveniente de Noabit, una niña especial con quien forjará una amistad a toda prueba.
La autora
Para compartir con los niños participantes en la actividad, Carolina Jaimes Branger fue la invitada especial del encuentro, quien conversó con los más pequeños sobre el significado de la obra y contó a El Aragüeño la experiencia vivida con esta historia y el motivo de su inspiración.
¿Qué significó para usted que Los 7 Encuentros fuese seleccionado como el libro que debían leer los niños que participarán en el Encuentro de los Niños Lectores de Aragua?
-Para mí fue un honor. Yo, como escritora, lo que quiero es que mi cuento se lea y se divulgue, ¡y qué mejor divulgación que a través del Encuentro de Niños Lectores! Quiero darle unas muy sentidas gracias a la Fundación Solintex, que compró los cuentos y se los obsequió a los niños participantes, en particular a su presidente, mi amiga María Cristina de Angulo. A ella le gustó el cuento desde que lo leyó y lo ha impulsado para que su mensaje de amor y esperanza llegue a todos. También al Instituto de Educación Integral, organizador y anfitrión del evento, en particular a mi querida y admirada profesora Luisa Teresa Lanz de León.
¿En qué consistió específicamente su participación en el encuentro? ¿Interactuó con los pequeños lectores? ¿Realizaron algún tipo de debate, alguna dinámica?
-Fue una tertulia donde los niños me hicieron preguntas sobre el cuento. Es algo que estuve esperando con mucha expectativa y alegría, pues ya en Maracaibo tuve una experiencia semejante con los niños del segundo grado del Colegio Bellas Artes y fue increíble. Las preguntas y las reflexiones de esos muchachitos fueron inteligentes, profundas, llenas de humanidad.
¿Cuál es el mensaje que con “Los 7 Encuentros”, quisiera dejar a sus lectores, sobre todo a los más pequeños?
-El mensaje es para todos los lectores, sin diferencia de edad. Es llamarles la atención sobre esas personas que llamamos “especiales”, para que se den cuenta de que están ahí, que son parte de nuestra sociedad, que pueden ser tan amigos como cualquier otro amigo, que necesitan comprensión y no lástima; compañía y no indiferencia.
A lo largo de su desarrollo, “Los 7 Encuentros” refleja un interesante paseo por valores como el amor, la amistad, la tolerancia, el respeto, la libertad, la justicia, ¿cuál de estos cree que deben ser reforzados en la juventud venezolana, sobre todo en los niños?
-¡Todos! No quiero pensar en uno en vez del otro. Pero si me pusieras a escoger uno, te diría que el amor. Si uno actúa con amor y por amor, todo lo demás viene por añadidura. Si un niño crece sin amor, aprenderá los antivalores: Odio, envidia, rabia, resentimiento… y una sociedad que crece así va camino a su destrucción.
Además, quien inspira al personaje de Andrés, el protagonista, es un joven que se llama Davide Bombonato y que de niño vivió en Maracay. Él fue el mejor amigo de mi hija Tuti, protagonista del cuento. Nunca la sintió distinta. Y Davide era el mejor estudiante de su salón, el mejor deportista, un niño aventajado en todo. Y la trató a ella con inmenso amor: La invitaba a jugar, a verlo jugar fútbol, a tomar capuccino... El amor, como dice San Pablo, todo lo puede.
Carolina Greaves Jaimes (Tina) y Davide Bombonato (Andrés)
¿Se han perdido estos valores en la sociedad venezolana? ¿Se busca rescatarlos en los más pequeños de la casa a través de la lectura de este libro?
-La verdad es que a la luz de las cosas que están pasando, me he preguntado muchas veces si alguna vez tuvimos valores bien arraigados y te confieso que para esa pregunta no tengo respuesta. Sí, el fin del cuento no sólo es llamar la atención sobre las personas discapacitadas, sino servir de vehículo para divulgar la importancia y universalidad de los valores.
Las ilustraciones del texto también le otorgan cierto aire mágico y aparte del mensaje, son quizá esos dibujos parte del gancho para el interés infantil. ¿Cómo logra que Domingo Oropeza Bello participe en su libro con las ilustraciones?
-La mitad del crédito del cuento hay que dárselo a Domingo. Él es un verdadero genio. Yo lo conocí porque estuvimos juntos en la Comunidad de Padres y Representantes del colegio de nuestros hijos, el Instituto de Educación Integral. Me impresionó desde que lo conocí por su inteligencia, su decencia y su bondad. Se fajaba con los muchachos a darles clases de arte. Recuerdo sus jornadas de arte efímero. Más tarde, cuando El Universal decidió publicar mi libro “El Anclaje del Subdesarrollo”, le pedí a Domingo que hiciera las ilustraciones. Fueron todo un éxito. Cuando escribí el cuento se lo mandé de inmediato. Sabía que nadie lo ilustraría como él. Y ahora estamos trabajando juntos de nuevo en dos libros que saldrán este año.
En la presentación de la primera edición de su libro, el embajador Román Mayorga sugirió que al igual que en otros libros como “El Principito”, el texto lleva implícito una carta de amor... Sabemos que la historia parte de una experiencia personal, pero en vista de que el libro ahora es leído por una inmensa cantidad de niños y niñas ¿A quién le escribe hoy Carolina Jaimes Branger esa carta? ¿A quién se la dedica?
-La protagonista del cuento, Tina, es mi hija Carolina, a quien todos conocen como Tuti. Y mi cuento es la carta de amor más bella que he escrito en mi vida, pues es mi mensaje al mundo como mamá de una niña especial. Si yo no hubiera escrito ni una línea más después de que terminé el cuento, me hubiera sentido satisfecha. Es una carta para mi hija, pero también es para todos los lectores.
El cuento, sin embargo, está dedicado a Luis Alberto Machado, quien ha sido un apoyo invalorable en el transitar de Tuti por la vida. Y en el mío también.
¿Ha sido difícil el transitar por ese camino de quien descubre la experiencia que implica vivir con un niño especial?
-Nadie se imagina por lo que uno pasa. Son angustias, diagnósticos errados, diagnósticos ciertos que nos cambian la vida, frustraciones, esperas. Pero a la vez, es tener un ángel en la casa. Todos los pequeños triunfos de Tuti han sido fuentes gigantescas de felicidad para mí, pues sé de primera mano cuánto esfuerzo, cuánto trabajo y cuánta constancia hay en ellos. Ella me ha hecho mejor ser humano y me ha llenado de felicidad.
A pesar de los avances que en materia jurídica se han logrado para brindar bienestar y protección a los niños especiales, ¿considera que existe aún discriminación hacia los niños especiales? según su criterio, ¿empieza por casa esta discriminación?
-El asunto de las personas especiales es un tema de ruptura de paradigmas. Todos, de una u otra manera tenemos una persona especial cerca. Analízalo para que veas que es verdad. Tal vez no es una hija, como en mi caso, pero puede ser el hijo de unos vecinos, la hija de unos amigos, el hermano de un compañero de trabajo. Pero no sabemos cómo lidiar con ellos, porque han sido etiquetados como “distintos”. Eso te explica que una señora que le sientan al lado en una piñata a un niño con Síndrome de Down, por ejemplo, opte por voltear al otro lado, como si no existiera. Si le preguntaras por qué lo ignora, te diría probablemente “es que no sé qué decirle”. ¡Y tendría que decirle lo mismo que a un niño “normal”!: “¿Cómo estás? ¿la estás pasando bien?”
Desgraciadamente la discriminación empieza por las casas. Por las de los niños especiales, porque hay casos, (no todos, por supuesto), en los que los padres se sienten avergonzados de sus hijos. Y en las casas de los demás, que como la señora del ejemplo de la piñata, no saben cómo tratarlos.
¿Cuál, según su criterio, debe ser el papel de los padres a la hora de educar y convivir con un niño especial?
-Yo creo que es muy difícil tener un criterio único, porque el rango de la “especialidad” es muy variado. Los niños con Down, por ejemplo, son súper sociables. La mayoría de los autistas no. En mi experiencia, me sirvió tratar a Tuti igual que a sus hermanas. Y aprendí también –me lo enseñó una maestra a quien ella quiso muchísimo, Mariamparo Álvarez de Guzmán- que yo soy su mamá porque la mejor mamá que ella puede tener soy yo.
¿Cómo ve el sistema educativo venezolano de cara a la atención a personas con discapacidad?
-Creo que deberían dejarse los colegios especiales para casos críticos. Los demás niños deberían integrarse a la escolaridad regular. Pero el sistema educativo venezolano no está preparado todavía para la integración de niños especiales. La integración no es un decreto, es un proceso largo de preparación y adaptación. Requiere de un tren de especialistas, de sensibilización de los demás alumnos y sus padres. Y esto no se logra de la noche a la mañana.
Y fuera de la participación del Estado ¿cómo debe ser el proceder de la familia que tiene en su seno un niño especial?
-La familia debe procurar que su niño especial lleve la mejor calidad de vida, pero vigilando que eso no vaya en detrimento de la calidad de vida de los demás. Hay que pedir ayuda a quienes pueden darla. Aquí en Maracay funcionan varios organismos, puedo nombrarte a Fundava, que con todo amor ayudan a quienes lo necesitan. Y el Estado tiene instituciones como el Conapdis que está llevando a cabo una labor maravillosa.
Tenemos entendido que suele escribir con cierta celeridad ¿Cómo fue su experiencia con “Los 7 Encuentros”, fue una idea que se maduró con el tiempo o la inspiración surgió de un momento a otro?
-Yo escribo muy rápido, es verdad. Pero este cuento me tomó ocho años. Surgió de un paseo al oeste del estado Carabobo, que fue bellísimo. Todo giró alrededor de Tuti. La gente fue súper especial con ella. Al regresar yo les escribí una carta larga a mis dos otras hijas que estaban en un campamento en los Estados Unidos, y mi hija Irene me respondió: “¡Qué lindo, mami!, ¿por qué no escribes un cuento?”. Cuando decidí que lo escribiría, me propuse a escribir “el cuento”. Por lo menos “el cuento” de mi vida. Y creo que lo logré. Cuando sentí que ya no podía agregar o borrar ni una coma, se lo mandé a mi amigo, el escritor Atanasio Alegre, y él me llamó con la voz entrecortada por las lágrimas y me dijo: “¡Qué cuento tan bellísimo!”. Ahí supe que estaba listo. Estoy imprimiendo la sexta edición, son más de 10 mil ejemplares vendidos.
Irene Greaves Jaimes, Carolina Jaimes Branger y Carolina Greaves Jaimes en el bautizo del cuento en Books and Books de Coral Gables
¿Leeremos otro libro de Carolina Jaimes Branger sobre esta temática?
-No sé si sobre esta temática de los niños especiales en particular, pero definitivamente sí en literatura infantil.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Me alegra saber que una escritora le de un hermoso lugar a estos niños que son lo más bellos de alma... por que ellos son ANGELES ENVIADOS POR DIOS........
ResponderBorrar