domingo, 3 de octubre de 2010

A Candanga se le acabó la pachanga

Hace tiempo que no me pegaba una cadena presidencial completa. Es más, la cadena terminó y puse el canal 8 para seguirlo viendo. Desencajado, cantinflesco. Explicando lo inexplicable. Furibundo.
Y es que aunque bravuconee con que va a profundizar la revolución, aunque amenace -y cumpla algunas de esas amenazas, en particular contra más de cinco millones de “oligarcas” que votaron en su contra- el cerco que él mismo ha construido a su alrededor cada vez es más pequeño. No se puede ir contra la ley de la gravedad: todo lo que sube, baja. Y nada es eterno. Hasta las más sofisticadas trampas, más tarde o más temprano, salen.

La MUD –que irrespetuosamente el Presidente llama la “Mesa de la Ultra Derecha”- sacó sola, solita, más votos que el PSUV. Y los del PSUV tienen 33 diputados más. La pregunta de la periodista Andreína Flores se caía de madura. Y el Presidente no la respondió. No podía responderla, porque responderla hubiera sido dejar en evidencia ante el mundo que su tan cacareada y profunda democracia no es tal, pues aquí la minoría escogió a la mayoría. Entonces optó por cayapear a la joven. Hasta puso a un periodista a “ayudarlo” (¿buscaba acaso que la cámara no lo enfocara para que le pasaran una chuleta?)… Pero Andreína es un palo de mujer y no se dejó. “Eso no pasa sólo aquí”, terminó diciendo un enredadísimo Chávez. Es verdad. Pasa en su muy detestado “imperio” y en el Chile de ¡Pinochet! Cuando hay necesidad, hay que echar mano hasta de la extrema derecha.

Leí una explicación sobre la anticonstitucional redistribución de circuitos en http://esdata.info/Salamandra-1 No se la pierdan. Impecablemente descrita, clara, inequívoca. Si usted no ha entendido por qué la MUD dice que ganó, no deje de verlo.

Chávez tiene dos caminos: uno, rectificar. Pero como bien apunta Andrea Tavárez “él no rectifica, sino que retrocede”. “Repliegue”, lo llama él. Dos, seguir ahondando en su anacrónica e inviable revolución. Si esto pasa, las elecciones de 2012 no las gana ni con magia.

Si algo quedó demostrado es que los venezolanos somos demócratas, queremos vivir en paz, estamos hartos de la confrontación y de la violencia y no queremos reparto de pobreza sino creación de riqueza.

El resultado de todo este tejemaneje -y de las elecciones- es que a candanga se le acabó la pachanga.