La primera vez que vi a Franklin Brito fue frente a la OEA hace más de un año. En ese momento eran los jóvenes que estaban en huelga de hambre quienes captaban toda la atención de los medios. Brito estaba con dos personas más en una esquina apartada de las bulliciosas carpas donde estaban los muchachos y me impactó la energía que transmitía a pesar de la debilidad que ya mostraba físicamente.
Me acerqué, le di la mano y le deseé que su caso se resolviera pronto. Sentí en él una fortaleza arrolladora. La misma fortaleza de los sobrevivientes de campos de concentración, esa que proviene de la convicción moral de que la lucha es auténtica, tan auténtica, que vale la vida misma.
Franklin Brito es el símbolo de la resistencia ante el latrocinio y la cayapa como políticas de gobierno. Y por eso es un quijote. A pesar de que haya funcionarios que lo tilden de loco. A pesar de que le hayan montado grabaciones y videos en los que tratan de descalificarlo. A pesar de que lo hayan secuestrado y en contra de su voluntad sometido a tratamientos que no deseaba. Y es que ofrecer la vida por una causa es algo que sólo hacen personas muy íntegras moralmente y de una solidez espiritual que pocos tienen, como los mártires.
Pero yo no quiero que Franklin Brito se convierta en mártir. Yo quiero que Franklin Brito siga vivo, porque para reconstruir este país necesitamos de muchas personas como él. Por eso te pido, Franklin, que resistas. Te pido que te imagines cómo es la Venezuela que quieres y por la que luchas en un futuro cercano. Porque esta locura, esta podredumbre -literal y figuradamente hablando- esta ignominia no puede durar mucho tiempo más.
Es hora de que en Venezuela se exalten los héroes civiles, ya basta de iconos armados de espadas o fusiles. Queremos paz, no más conflictos. Es la hora de los constructores, no de los destructores. Es el tiempo de buscar coincidencias, no de ahondar en diferencias. Es ya que debemos comenzar a hablar de "nosotros". ¿No somos todos venezolanos, aunque pensemos distinto, aunque tengamos ópticas diferentes y opiniones diversas?...
Por eso, Franklin, ¡resiste! Muerto te recordaríamos como un símbolo, ciertamente, pero los recuerdos no obran milagros. Te necesitamos vivo. Por eso, resiste, Franklin, ¡resiste!
Habitualmente hacemos nuestros comentarios a los artículos de doña Carolina el día siguiente a su publicación, pero esta semana las ocupaciones impidieron que así lo hiciéramos. Pero aquí estamos el viernes siguiente. Tarde pero seguro... Nos suscribimos totalmente a las siguientes frases de dola Carolina: << Pero yo no quiero que Franklin Brito se convierta en mártir. Yo quiero que Franklin Brito siga vivo, porque para reconstruir este país necesitamos de muchas personas como él. >> Personas así, que hacen valer sus derechos, son necesarias en estos momentos en los cuales la Moral es acomodaticia y muchas veces sujeta a secuestro. Normalmente ni siquiera nos preocupamos en virtud de que “no se han metido con nosotros”. Pero el abusador no concibe límites: quiere abusar cada vez más... Sólo necesitamos que muchos nos plantemos ante él y le digamos “¡ya basta!”. No debemos reaccionar sólo después de que nos pase algo parecido a lo de Franklin. ¿Por qué esperar a que los resultados de las políticas maquiavélicas nos toquen a la puerta para tomar cartas en el asunto? Aquí vale la pena citar el viejo adagio: “Cuando veas las barbas de tu vecino arder, pon la tuyas en remojo.” Opino que “poner las nuestras en remojo” consiste en hacer valer nuestros derechos porque ser un buen ciudadano no sólo es cumplir nuestros deberes sino también reclamar nuestros derechos... Hay formas de hacerlo sin llegar a la violencia ni al delito.
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