Mi amigo Pedro Mendoza Goiticoa me dijo hace unos meses que deseaba publicar una colección de biografías de próceres civiles, porque “los grandes hacedores de lo bueno que hay en Venezuela han sido los civiles”. Estuve totalmente de acuerdo con este pensar y además le dije que una de esas biografías tenía que ser la suya.
Hablando de próceres civiles, pienso también en el doctor Jacinto Convit. Convit, a la cabeza del Departamento de Biomedicina del Hospital Vargas, anunció la semana pasada que ha obtenido resultados alentadores en el desarrollo de una vacuna que curaría el cáncer de mama, de colon y de estómago. La vacuna se aplicó a 20 pacientes y 18 obtuvieron resultados positivos.Convit rechazó que lo tildaran de “genio”, agradeció el gesto de postularlo nuevamente al Premio Nobel de Medicina, y confesó que su verdadera satisfacción está en su trabajo diario de curar gente. Un prócer civil en toda la extensión de la palabra.
Casi al mismo tiempo de conocer sobre la vacuna del Dr. Convit, me llegó otra estupenda noticia: el arquitecto Oscar Grauer, egresado de la Universidad Simón Bolívar, con Maestría y Doctorado en Diseño en la Universidad de Harvard, creador y coordinador de la Maestría de Diseño Urbano en la Universidad Metropolitana –según opiniones muy calificadas el mejor postgrado de la Unimet- fue invitado por el Provost de la Universidadde Harvard para ocupar -a partir de septiembre de este año- la Silla de Profesor Visitante "Robert F. Kennedy" en Estudios Latinoamericanos, cargo que ejercerá en la Graduate School of Design, donde se graduó hace treinta años.
Grauer es el primer venezolano que recibe este honor, del que también han sido objeto figuras de la talla de Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Domingo Cavallo y Antanas Mockus, entre otros. El Dr. Grauer se incorporó este año a la Academia de la Ingeniería y el Hábitat, donde ocupa el sillón II. Dentro de su extensa y exitosísima carrera profesional cabe destacar el proyecto para la Reconstrucción de Vargas que realizó en equipo con David Gouverneur y sus trabajos sobre resolución de conflictos a través del manejo de los espacios públicos.
La igualación para abajo que intenta el gobierno no se dará mientras haya Mendozas, Convits y Grauers. Hacia allí apuntan nuestras esperanzas.
Hablando de próceres civiles, pienso también en el doctor Jacinto Convit. Convit, a la cabeza del Departamento de Biomedicina del Hospital Vargas, anunció la semana pasada que ha obtenido resultados alentadores en el desarrollo de una vacuna que curaría el cáncer de mama, de colon y de estómago. La vacuna se aplicó a 20 pacientes y 18 obtuvieron resultados positivos.Convit rechazó que lo tildaran de “genio”, agradeció el gesto de postularlo nuevamente al Premio Nobel de Medicina, y confesó que su verdadera satisfacción está en su trabajo diario de curar gente. Un prócer civil en toda la extensión de la palabra.
Casi al mismo tiempo de conocer sobre la vacuna del Dr. Convit, me llegó otra estupenda noticia: el arquitecto Oscar Grauer, egresado de la Universidad Simón Bolívar, con Maestría y Doctorado en Diseño en la Universidad de Harvard, creador y coordinador de la Maestría de Diseño Urbano en la Universidad Metropolitana –según opiniones muy calificadas el mejor postgrado de la Unimet- fue invitado por el Provost de la Universidadde Harvard para ocupar -a partir de septiembre de este año- la Silla de Profesor Visitante "Robert F. Kennedy" en Estudios Latinoamericanos, cargo que ejercerá en la Graduate School of Design, donde se graduó hace treinta años.
Grauer es el primer venezolano que recibe este honor, del que también han sido objeto figuras de la talla de Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Domingo Cavallo y Antanas Mockus, entre otros. El Dr. Grauer se incorporó este año a la Academia de la Ingeniería y el Hábitat, donde ocupa el sillón II. Dentro de su extensa y exitosísima carrera profesional cabe destacar el proyecto para la Reconstrucción de Vargas que realizó en equipo con David Gouverneur y sus trabajos sobre resolución de conflictos a través del manejo de los espacios públicos.
La igualación para abajo que intenta el gobierno no se dará mientras haya Mendozas, Convits y Grauers. Hacia allí apuntan nuestras esperanzas.
Un saludo muy cordial, doña Carolina. Otra vez toca usted un tema muy interesante que me mueve a comentar. Hay tanta mediocridad entre los gobernantes que temen ante una persona que descolle en cualquier rama de la actividad humana. Están persuadidos de que “en el país de los ciegos el tuerto es rey”. Por eso su intención de igualarnos a todos por lo bajo. Esta actitud demuestra una siniestra mediocridad. Para una persona lejana a esta actitud el ideal es hacerlo mejor y no ponerle zancadillas a quienes son mejores aún. Poner trabas a quienes lo hacen mejor que nosotros es una verdadera pérdida de tiempo. Si hay personas que lo hacen mejor, ¡qué bueno! Eso nos impulsa a hacerlo mejor aún, hecho que se manifiesta en un aumento general de la calidad del trabajo de todos. Pero nunca falta un obtuso, un retardatario. Hace muchos años tuve un compañero programador de computadores, a quien me correspondía supervisar. Sus trabajos eran difíciles de entender y, por ende, de mejorar y de corregir. Le aconsejé mucho que cambiara su enrevesado estilo y tuve la necesidad, incluso, de increparlo. Pero, como criticar nunca ha sido suficiente, me ofrecí a enseñarle mejores técnicas de programación y (¡gracias a Dios!) aceptó. Escuchó, aprendió y comenzó a utilizar una verdadera técnica, aprendida de personas mucho más capacitadas que yo; para beneplácito de todo el grupo de trabajo. Ya mejor integrado en éste, un buen día le pregunté la causa por la cual había estado programando en esa forma tan empírica. Me contó que había tenido un jefe que le conminaba a hacerlo porque “era la única forma en que él lo entendía”. Tuve un jefe igual y no lo soporté... renuncié al mes... Las cosas se hacen en nuestro país en esta forma tan errada porque es la única que entienden los mediocres que nos gobiernan: el engaño, la intimidación, la improvisación, la piratería, el guiso... Lo peor de caso es que muy pocos renuncian... Ojo, quiero destacar que la mediocridad no es monopolio del gobierno, ni siquiera lo es de quien no estudió una carrera universitaria: hay muchos de sus personeros que tienen un “currículum” impresionante... En este sentido se parece mucho a la marginalidad: es un asunto de forma de pensar, no de dinero ni de conocimiento... Muchas gracias por sus temas de reflexión.
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