Carolina Jaimes Branger // Pequeña Venezuela
15/02/10
Cero previsión y mantenimiento, enorme corrupción. ¡Auxilio, israelíes y jordanos!
El Presidente Chávez ha dicho en repetidas oportunidades que es cristiano, aunque antes de ser presidente declaró que ni conocía la teoría cristiana ni la practicaba& Pero con un pueblo mayoritariamente cristiano, le convino confesar que lo era. Y en estos momentos decir otra cosa podría significarle seguir perdiendo popularidad. Recientemente también se ha declarado marxista, lo que no extraña, pues todas sus acciones desde hace rato que iban en ese sentido. Lo que sí resulta un contrasentido es ser a la vez marxista y cristiano, pero ya sabemos que Chávez es un contrasentido ambulante.
Otro de sus contrasentidos es que siendo admirador de los dos judíos, Cristo y Marx, que junto a Einstein se cuentan entre los hombres más influyentes de la historia, sienta a la vez tanta animadversión contra los judíos. Y qué lástima que la sienta, porque si se trataba de importar conocimientos -que dicho sea de paso, en Venezuela sobran- en vez de traerse a Ramiro Valdés para resolver el problema eléctrico, ha debido traerse a un ingeniero israelita.
Los israelitas han extraído de su desierto agua y electricidad, además de frutas, vegetales, energía solar, eólica, sales minerales y pare usted de contar.
¿No es un loquísimo contrasentido traer de asesor en materia eléctrica a un hombre en cuyo país el milagro ocurre cuando la luz viene y no cuando se va? Un ingeniero israelita tiene una tradición de buena ingeniería de más de dos mil años (los ingenieros de Herodes el Grande tanto en Jerusalem como en Masada extrajeron agua del desierto, la canalizaron, la almacenaron y hasta la subieron por la montaña). Chávez también ha podido traerse un ingeniero jordano, si es que no quiere nada con los magníficos ingenieros venezolanos. En una zona igualmente desértica, en Jordania hay agua y energía eléctrica. El Rey Abdallah sigue los pasos de su padre, ese gran hombre que fue el Rey Hussein de Jordania.
Pero claro, para eso se necesita un gobernante que piense y actúe en grande&
Cuando un gobernante piensa y actúa en pequeño, se empequeñece el país. El odio, el fanatismo y el dogmatismo empequeñecen. Pequeña Venezuela...
carolinajaimesbranger@gmail.com
lunes, 15 de febrero de 2010
lunes, 8 de febrero de 2010
Hoy por ti...
Carolina Jaimes Branger // Hoy por ti...
08/02/10
"Si nadie hubiera aceptado a mi abuelo, ninguno de nosotros estaría hoy aquí"
Sigo en Jerusalem. Después de diez días, tengo más preguntas que respuestas: aquéllas a los "¿por qués?" relacionados con el holocausto sencillamente no existen& Sin embargo, dentro del horror siempre hay historias de amor, de solidaridad, de entrega, como la que nos relató Dorit Novak, directora de la EIEH del Yad Vashem:
Bruselas, Bélgica, 1942. Un judío perteneciente a la resistencia al saber de las deportaciones en masa a los campos de exterminio, temió por la vida de su hijo de 13 años. Caminó por las calles, preguntando aquí y allá si podían quedarse con el muchacho. Me sobrecoge la desesperación que sentiría al ofrecer a completos desconocidos a su único hijo.
Todos lo veían como un loco. Sólo una mujer le dijo que ella no podía, pero que su hermana manejaba un hogar de crianza y que ella sí lo tomaría. El padre se dirigió allá y tal como había planeado, dejó a su hijo. Le dijo que una vez a la semana, para no levantar sospechas, tomara la bicicleta y fuera hasta su casa: si veía la ventana de la cocina abierta que entrara a besar a su madre y a tomar sopa de pollo. Y así sucedió hasta que un día encontró la ventana cerrada. El padre había sido asesinado, y la madre llevada a un campo de exterminio donde también fue asesinada. El muchacho sobrevivió, se casó y tuvo hijos, uno de ellos, el marido de Dorit Novak.
Refugiado
En 2003, la hija de Dorit conoció a un muchacho refugiado de Eritrea, quien había escapado de su país cuando lo obligaron a entrar en el ejército cuando aún estudiaba bachillerato. De Sudán pasó a Egipto y a Israel. En Israel obtuvo un permiso para trabajar en el campo con una familia, pero fue explotado y escapó otra vez. La joven se lo llevó para su casa. Su abuela materna los tildó de locos: "los va a matar a todos" sentenció. Pero su nieta estaba muy decidida: "si nadie hubiera aceptado a mi abuelo, ninguno de nosotros estaría aquí", dijo.
Hoy el muchacho está terminando el bachillerato y listo para presentar su examen final de Biblia.
Y es que la vida es así, un círculo. Hoy por ti, mañana por mí. El bien que uno hace se devuelve& El mal también.
carolinajaimesbranger@gmail.com
08/02/10
"Si nadie hubiera aceptado a mi abuelo, ninguno de nosotros estaría hoy aquí"
Sigo en Jerusalem. Después de diez días, tengo más preguntas que respuestas: aquéllas a los "¿por qués?" relacionados con el holocausto sencillamente no existen& Sin embargo, dentro del horror siempre hay historias de amor, de solidaridad, de entrega, como la que nos relató Dorit Novak, directora de la EIEH del Yad Vashem:
Bruselas, Bélgica, 1942. Un judío perteneciente a la resistencia al saber de las deportaciones en masa a los campos de exterminio, temió por la vida de su hijo de 13 años. Caminó por las calles, preguntando aquí y allá si podían quedarse con el muchacho. Me sobrecoge la desesperación que sentiría al ofrecer a completos desconocidos a su único hijo.
Todos lo veían como un loco. Sólo una mujer le dijo que ella no podía, pero que su hermana manejaba un hogar de crianza y que ella sí lo tomaría. El padre se dirigió allá y tal como había planeado, dejó a su hijo. Le dijo que una vez a la semana, para no levantar sospechas, tomara la bicicleta y fuera hasta su casa: si veía la ventana de la cocina abierta que entrara a besar a su madre y a tomar sopa de pollo. Y así sucedió hasta que un día encontró la ventana cerrada. El padre había sido asesinado, y la madre llevada a un campo de exterminio donde también fue asesinada. El muchacho sobrevivió, se casó y tuvo hijos, uno de ellos, el marido de Dorit Novak.
Refugiado
En 2003, la hija de Dorit conoció a un muchacho refugiado de Eritrea, quien había escapado de su país cuando lo obligaron a entrar en el ejército cuando aún estudiaba bachillerato. De Sudán pasó a Egipto y a Israel. En Israel obtuvo un permiso para trabajar en el campo con una familia, pero fue explotado y escapó otra vez. La joven se lo llevó para su casa. Su abuela materna los tildó de locos: "los va a matar a todos" sentenció. Pero su nieta estaba muy decidida: "si nadie hubiera aceptado a mi abuelo, ninguno de nosotros estaría aquí", dijo.
Hoy el muchacho está terminando el bachillerato y listo para presentar su examen final de Biblia.
Y es que la vida es así, un círculo. Hoy por ti, mañana por mí. El bien que uno hace se devuelve& El mal también.
carolinajaimesbranger@gmail.com
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lunes, 1 de febrero de 2010
Seis millones de historias
Carolina Jaimes Branger // Seis millones de historias
01/02/10
"Después de todo lo que he visto, ¿cómo mantener la fe en el ser humano?"
Escribo desde Jerusalem, donde tengo el honor de asistir, invitada por el Yad Vashem Internacional, al seminario del "Memoria de la Shoá y los dilemas de su transmisión".
Jerusalem, como me lo esperaba, es una ciudad fascinante. La cuna de las tres principales religiones monoteístas, el ombligo del mundo, la ciudad de Dios, tiene menos de un millón de habitantes, pero toda la historia del mundo a cuestas. Y toda la tristeza también.
Visitar el Museo del Yad Vashem fue una experiencia que jamás olvidaré. Recordé a la periodista Idania Chirinos que cuando visitó un campo de exterminio dijo que "había entrado caminando y salido de rodillas". Yo me sentí apaleada. Apaleada por la maldad, por la crueldad, por la miseria humana. Apaleada por el sufrimiento, por la destrucción, por el dolor. Apaleada por lo que se perdió y por lo que se dejó de vivir. Apaleada por los muertos y por los que quedaron vivos.
Apaleada por los viejos, por los adultos, por los jóvenes, por los niños. Un millón quinientos mil niños fueron asesinados sistemática y fríamente. ¿Cuántos Einstein, cuántos Freud, cuántos Sartre, cuántos Heifetz, cuántos Horowitz, cuántos tantos se perdieron en esos hornos? ¿Cuántos sueños, cuántas risas, cuántas esperanzas se llevó el viento de esas chimeneas? ¿Cuántos deseos de vivir, de amar, de creer se les arrebataron a los sobrevivientes?
Cuando uno piensa en seis millones de judíos asesinados, la cifra escalofría, sobrecoge, paraliza. Pero cuando uno piensa que cada uno de esos seis millones tenía una historia, una querencia, una vida, la dimensión del horror se hace infinita.
Y el hecho de que después de la Shoá haya habido más genocidios, y resuenen en nuestros oídos los nombres de Darfur, Rwanda, Kosovo y Timor Oriental, la pregunta que queda latente es ¿cómo mantener la fe en el ser humano?
La respuesta la obtuve el 27 de enero, coincidencialmente el Día Internacional para la Recordación del Holocausto, en el Kibbutz Lohamei Haguetaot. Fundado por un grupo de jóvenes judíos polacos, que durante su estadía en el Gueto de Varsovia se hicieron la promesa de vivir aquí. Sin olvidar, pero viendo hacia adelante, lograron sembrar anhelos y cosechar nuevas ilusiones: la prueba fehaciente del fracaso de Hitler. El Bien, que una vez más, se impuso sobre el Mal.
carolinajaimesbranger@gmail.com
01/02/10
"Después de todo lo que he visto, ¿cómo mantener la fe en el ser humano?"
Escribo desde Jerusalem, donde tengo el honor de asistir, invitada por el Yad Vashem Internacional, al seminario del "Memoria de la Shoá y los dilemas de su transmisión".
Jerusalem, como me lo esperaba, es una ciudad fascinante. La cuna de las tres principales religiones monoteístas, el ombligo del mundo, la ciudad de Dios, tiene menos de un millón de habitantes, pero toda la historia del mundo a cuestas. Y toda la tristeza también.
Visitar el Museo del Yad Vashem fue una experiencia que jamás olvidaré. Recordé a la periodista Idania Chirinos que cuando visitó un campo de exterminio dijo que "había entrado caminando y salido de rodillas". Yo me sentí apaleada. Apaleada por la maldad, por la crueldad, por la miseria humana. Apaleada por el sufrimiento, por la destrucción, por el dolor. Apaleada por lo que se perdió y por lo que se dejó de vivir. Apaleada por los muertos y por los que quedaron vivos.
Apaleada por los viejos, por los adultos, por los jóvenes, por los niños. Un millón quinientos mil niños fueron asesinados sistemática y fríamente. ¿Cuántos Einstein, cuántos Freud, cuántos Sartre, cuántos Heifetz, cuántos Horowitz, cuántos tantos se perdieron en esos hornos? ¿Cuántos sueños, cuántas risas, cuántas esperanzas se llevó el viento de esas chimeneas? ¿Cuántos deseos de vivir, de amar, de creer se les arrebataron a los sobrevivientes?
Cuando uno piensa en seis millones de judíos asesinados, la cifra escalofría, sobrecoge, paraliza. Pero cuando uno piensa que cada uno de esos seis millones tenía una historia, una querencia, una vida, la dimensión del horror se hace infinita.
Y el hecho de que después de la Shoá haya habido más genocidios, y resuenen en nuestros oídos los nombres de Darfur, Rwanda, Kosovo y Timor Oriental, la pregunta que queda latente es ¿cómo mantener la fe en el ser humano?
La respuesta la obtuve el 27 de enero, coincidencialmente el Día Internacional para la Recordación del Holocausto, en el Kibbutz Lohamei Haguetaot. Fundado por un grupo de jóvenes judíos polacos, que durante su estadía en el Gueto de Varsovia se hicieron la promesa de vivir aquí. Sin olvidar, pero viendo hacia adelante, lograron sembrar anhelos y cosechar nuevas ilusiones: la prueba fehaciente del fracaso de Hitler. El Bien, que una vez más, se impuso sobre el Mal.
carolinajaimesbranger@gmail.com
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lunes, 25 de enero de 2010
¡Claro que soy paria!
Carolina Jaimes Branger // ¡Claro que soy paria!
25/01/10
"¿Qué si soy 'paria'? ¡Soy paria, desarraigada y todos sus sinónimos!"
En los últimos días he esta-do pensando en los parias, definidos estos como "de- sarraigados" en su propio país. Si ser "paria" es el desarraigo característico de aquellos que no se ubican en su entorno, me pregunto: ¿Cómo ubicarme en un entorno en el que lo usual es conformarse con el "peor es nada"? ¡No quiero sentir que pertenezco al clan de los que "agarran, aunque sea fallo"!
¿Es acaso posible no sentirme "paria" en un país en el que si denuncio una situación para alertar y que ésta mejore, me acusan de abusar del "poder mediático" que tengo? Como venezolana, me siento complacida de que haya personas que aún estén dispuestas a invertir sus ilusiones y su dinero en la situación que vivimos. Lo que no puedo es aplaudir -y mucho menos avalar- la distorsión entre lo que se ofrece y lo que se cumple o entre el precio y el valor.
Definitivamente estoy desarraigada de un país en donde se abusa del prójimo de todas las maneras posibles: trajines, expropiaciones& Y más desarraigada me siento porque usualmente los "abusadores" se salen con la suya.
Por supuesto que no siento que pertenezco a un país en el que soy considerada enemiga por pensar distinto.
Y mucho más "paria" soy en un país en el que los asesinados semanalmente alcanzan las centenas y encima de que no hay justicia y la impunidad campea, son más quienes abogan por los derechos humanos de los asesinos que por los de los asesinados. ¿Cómo no sentirme desarraigada en un país donde hay presos sin juicios y presos esperando juicios mucho más allá de lo que estipulan las leyes? Soy "paria" en un país donde imperan la mentira, la manipulación y la incitación a la división, al odio y a la violencia como políticas oficiales, y en el que la burla y el insulto constituyen la parte más importante del discurso del presidente de la República.
Hay parias de parias: los que se conforman con serlo y los que se rebelan contra esa condición. Definitivamente me cuento entre los segundos. Soy "paria" en el mar de la mediocridad sólo porque creo que todos podemos llegar a ser excelentes.
Me siento paria (así sin comillas), desarraigada y todos sus sinónimos, y además deseando con todo fervor seguir sintiéndome así mientras las cosas no cambien. Lo peor que me podría pasar es sentir que son normales todas las anormalidades que pasan alrededor. Dios me libre de que me acostumbre.
carolinajaimesbranger@gmail.com
25/01/10
"¿Qué si soy 'paria'? ¡Soy paria, desarraigada y todos sus sinónimos!"
En los últimos días he esta-do pensando en los parias, definidos estos como "de- sarraigados" en su propio país. Si ser "paria" es el desarraigo característico de aquellos que no se ubican en su entorno, me pregunto: ¿Cómo ubicarme en un entorno en el que lo usual es conformarse con el "peor es nada"? ¡No quiero sentir que pertenezco al clan de los que "agarran, aunque sea fallo"!
¿Es acaso posible no sentirme "paria" en un país en el que si denuncio una situación para alertar y que ésta mejore, me acusan de abusar del "poder mediático" que tengo? Como venezolana, me siento complacida de que haya personas que aún estén dispuestas a invertir sus ilusiones y su dinero en la situación que vivimos. Lo que no puedo es aplaudir -y mucho menos avalar- la distorsión entre lo que se ofrece y lo que se cumple o entre el precio y el valor.
Definitivamente estoy desarraigada de un país en donde se abusa del prójimo de todas las maneras posibles: trajines, expropiaciones& Y más desarraigada me siento porque usualmente los "abusadores" se salen con la suya.
Por supuesto que no siento que pertenezco a un país en el que soy considerada enemiga por pensar distinto.
Y mucho más "paria" soy en un país en el que los asesinados semanalmente alcanzan las centenas y encima de que no hay justicia y la impunidad campea, son más quienes abogan por los derechos humanos de los asesinos que por los de los asesinados. ¿Cómo no sentirme desarraigada en un país donde hay presos sin juicios y presos esperando juicios mucho más allá de lo que estipulan las leyes? Soy "paria" en un país donde imperan la mentira, la manipulación y la incitación a la división, al odio y a la violencia como políticas oficiales, y en el que la burla y el insulto constituyen la parte más importante del discurso del presidente de la República.
Hay parias de parias: los que se conforman con serlo y los que se rebelan contra esa condición. Definitivamente me cuento entre los segundos. Soy "paria" en el mar de la mediocridad sólo porque creo que todos podemos llegar a ser excelentes.
Me siento paria (así sin comillas), desarraigada y todos sus sinónimos, y además deseando con todo fervor seguir sintiéndome así mientras las cosas no cambien. Lo peor que me podría pasar es sentir que son normales todas las anormalidades que pasan alrededor. Dios me libre de que me acostumbre.
carolinajaimesbranger@gmail.com
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lunes, 18 de enero de 2010
Mi petróleo es mío
Carolina Jaimes Branger // Mi petróleo es mío
18/01/10
Hemos perdido una década -la de mayor ingreso petrolero- y podemos perder la próxima
Una de las primeras palabras que pronuncia un bebé es "mío", lo que refleja de manera contundente la naturaleza individualista del ser humano. Más tarde, uno aprende a pensar en los demás, a ser solidario, a reconocer al prójimo. Desgraciadamente no todos lo aprenden. Hace daño ser totalmente individualista, y hace daño también ser completamente colectivista. Lo primero porque el hombre es un ser social y tiene que pensar en los demás, lo segundo porque el pensar sólo en función del colectivo va en contra de la naturaleza humana. Por eso ha fracasado el socialismo en el mundo.
Hemos perdido una década -la década de mayor ingreso petrolero- y podemos perder la próxima. ¿Qué hacemos?...
Hace unos años conocí a un grupo aragüeño que constituyó una asociación civil, Petróleo para el Pueblo, cuya propuesta ha ido tomando cada día más cuerpo. Y tiene que ser así, porque es una vía segura y expedita de eliminar la pobreza y las enormes diferencias sociales que contradictoriamente a todo lo que alardea el Gobierno, hoy son mayores que nunca. Malas noticias para quienes creen que hemos tocado fondo.
La propuesta de Petróleo para el Pueblo es sencilla y fácil de implementar: "despetrolizar" las finanzas públicas en Venezuela y desmontar el esquema fiscal rentista-petrolero. En otras palabras, poner definitivamente el petróleo al servicio del desarrollo humano de todos los venezolanos.
¿Cómo se logra esto? Muy sencillo: se capitaliza la renta petrolera mediante una ley que asigne a cada venezolano mayor de dieciocho años, individual e intransferiblemente, un bono petrolero proveniente de los dividendos y regalías de Pdvsa. La mitad del bono se utilizaría en títulos canjeables por salud y educación. La otra mitad para crear un fondo de pensiones. ¿No le parece maravilloso? ¿No le parece que es hora de que ¡por fin! el petróleo sea por primera vez y verdaderamente nuestro?... Yo, por lo menos, quiero MI petróleo, el que me toca como venezolana. La próxima vez que le digan que ahora sí "el petróleo es de todos", piense quién es "todos" y pregúntese si su parte es suya. Estoy segura de que se interesará en saber más de esta propuesta: visite la página http://petroleoparaelpueblo.org.ve/ y constate que el petróleo sí puede ser de todos y que todos juntos podemos lograrlo. Vale la pena tratar.
carolinajaimesbranger@gmail.com
18/01/10
Hemos perdido una década -la de mayor ingreso petrolero- y podemos perder la próxima
Una de las primeras palabras que pronuncia un bebé es "mío", lo que refleja de manera contundente la naturaleza individualista del ser humano. Más tarde, uno aprende a pensar en los demás, a ser solidario, a reconocer al prójimo. Desgraciadamente no todos lo aprenden. Hace daño ser totalmente individualista, y hace daño también ser completamente colectivista. Lo primero porque el hombre es un ser social y tiene que pensar en los demás, lo segundo porque el pensar sólo en función del colectivo va en contra de la naturaleza humana. Por eso ha fracasado el socialismo en el mundo.
Hemos perdido una década -la década de mayor ingreso petrolero- y podemos perder la próxima. ¿Qué hacemos?...
Hace unos años conocí a un grupo aragüeño que constituyó una asociación civil, Petróleo para el Pueblo, cuya propuesta ha ido tomando cada día más cuerpo. Y tiene que ser así, porque es una vía segura y expedita de eliminar la pobreza y las enormes diferencias sociales que contradictoriamente a todo lo que alardea el Gobierno, hoy son mayores que nunca. Malas noticias para quienes creen que hemos tocado fondo.
La propuesta de Petróleo para el Pueblo es sencilla y fácil de implementar: "despetrolizar" las finanzas públicas en Venezuela y desmontar el esquema fiscal rentista-petrolero. En otras palabras, poner definitivamente el petróleo al servicio del desarrollo humano de todos los venezolanos.
¿Cómo se logra esto? Muy sencillo: se capitaliza la renta petrolera mediante una ley que asigne a cada venezolano mayor de dieciocho años, individual e intransferiblemente, un bono petrolero proveniente de los dividendos y regalías de Pdvsa. La mitad del bono se utilizaría en títulos canjeables por salud y educación. La otra mitad para crear un fondo de pensiones. ¿No le parece maravilloso? ¿No le parece que es hora de que ¡por fin! el petróleo sea por primera vez y verdaderamente nuestro?... Yo, por lo menos, quiero MI petróleo, el que me toca como venezolana. La próxima vez que le digan que ahora sí "el petróleo es de todos", piense quién es "todos" y pregúntese si su parte es suya. Estoy segura de que se interesará en saber más de esta propuesta: visite la página http://petroleoparaelpueblo.org.ve/ y constate que el petróleo sí puede ser de todos y que todos juntos podemos lograrlo. Vale la pena tratar.
carolinajaimesbranger@gmail.com
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lunes, 11 de enero de 2010
Los parias de Paria
Carolina Jaimes Branger // Los parias de Paria
11/01/10
"La semana fue turismo de aventura y eso sí, pagado a precio de cinco estrellas"
Todo comenzó con un terrible malentendido: yo creí que había reservado -pagando por adelantado el 100%- para pasar el fin de año con mi familia en una posada a la orilla del mar cerca de donde Colón creyó que había llegado al paraíso terrenal. Craso error: la reservación, desde un principio, había sido hecha en otra posada, propiedad de los mismos dueños, muy bonita, pero en el medio de un pueblo, sin piscina ni playa y con aire acondicionado si había luz eléctrica.
Nos dijeron que el viaje tomaba 30 minutos del aeropuerto de Carúpano, pero resulta que no hay vuelos para Carúpano. No importa, desde Cumaná "sólo" toma 2:15 horas, pero 50 policías acostados hicieron que las 2:15 horas se convirtieran en 3.
Al día siguiente nos llevaron a la playa de la posada a la que queríamos ir. Espectacular. "Queda a 15 minutos", cosa que hubiera sido verdad si las vías estuvieran pavimentadas.
"No se permiten cavas, allá hay de todo" nos informaron. Nadie vino a atendernos. "Hacemos cocadas riquísimas", pero no había cocos ¡y estábamos rodeados de cocoteros llenos de cocos! Tampoco había piñas ni nada para picar. Cuando el dueño llegó y protestamos, su actitud en general fue "ustedes saben, estamos en Venezuela".
Al día siguiente nos llevaron a Playa Medina, otra playa fuera de serie, pero llegar allá no nos tomó 1:15 horas como nos habían dicho, sino 2:15, porque el camino está en condiciones desas-trosas.
Habíamos pagado por adelantado un tour a una fábrica de chocolates donde lo único que estaba abierto era la tienda. Luego fuimos a unas aguas termales que en cualquier parte del mundo serían un sitio turístico maravilloso, pero que estaban llenas de basura, piedras, maleza, y duchas que no funcionaban.
El día de Año Nuevo todavía no había cocos ni piñas. Aparentemente el primero del año los agarró por sorpresa.
Y para finalizar, todo esto hubiera estado muy bien si los precios hubieran sido de turismo de aventura. Pero el viaje costó BsF 3.700 por persona, sin incluir los pasajes de avión. En dólares oficiales, la friolera de $18.000. Con esto se paga un viaje de primera clase en un crucero de 5 estrellas por el Caribe, una estadía en Cancún atendidos como reyes o 5 días en Nueva York.
Venezuela nunca llegará a competir de esta manera en el mercado mundial. Fuimos los parias de Paria.
carolinajaimesbranger@gmail.com
11/01/10
"La semana fue turismo de aventura y eso sí, pagado a precio de cinco estrellas"
Todo comenzó con un terrible malentendido: yo creí que había reservado -pagando por adelantado el 100%- para pasar el fin de año con mi familia en una posada a la orilla del mar cerca de donde Colón creyó que había llegado al paraíso terrenal. Craso error: la reservación, desde un principio, había sido hecha en otra posada, propiedad de los mismos dueños, muy bonita, pero en el medio de un pueblo, sin piscina ni playa y con aire acondicionado si había luz eléctrica.
Nos dijeron que el viaje tomaba 30 minutos del aeropuerto de Carúpano, pero resulta que no hay vuelos para Carúpano. No importa, desde Cumaná "sólo" toma 2:15 horas, pero 50 policías acostados hicieron que las 2:15 horas se convirtieran en 3.
Al día siguiente nos llevaron a la playa de la posada a la que queríamos ir. Espectacular. "Queda a 15 minutos", cosa que hubiera sido verdad si las vías estuvieran pavimentadas.
"No se permiten cavas, allá hay de todo" nos informaron. Nadie vino a atendernos. "Hacemos cocadas riquísimas", pero no había cocos ¡y estábamos rodeados de cocoteros llenos de cocos! Tampoco había piñas ni nada para picar. Cuando el dueño llegó y protestamos, su actitud en general fue "ustedes saben, estamos en Venezuela".
Al día siguiente nos llevaron a Playa Medina, otra playa fuera de serie, pero llegar allá no nos tomó 1:15 horas como nos habían dicho, sino 2:15, porque el camino está en condiciones desas-trosas.
Habíamos pagado por adelantado un tour a una fábrica de chocolates donde lo único que estaba abierto era la tienda. Luego fuimos a unas aguas termales que en cualquier parte del mundo serían un sitio turístico maravilloso, pero que estaban llenas de basura, piedras, maleza, y duchas que no funcionaban.
El día de Año Nuevo todavía no había cocos ni piñas. Aparentemente el primero del año los agarró por sorpresa.
Y para finalizar, todo esto hubiera estado muy bien si los precios hubieran sido de turismo de aventura. Pero el viaje costó BsF 3.700 por persona, sin incluir los pasajes de avión. En dólares oficiales, la friolera de $18.000. Con esto se paga un viaje de primera clase en un crucero de 5 estrellas por el Caribe, una estadía en Cancún atendidos como reyes o 5 días en Nueva York.
Venezuela nunca llegará a competir de esta manera en el mercado mundial. Fuimos los parias de Paria.
carolinajaimesbranger@gmail.com
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lunes, 4 de enero de 2010
Para traer al 2010
Carolina Jaimes Branger // Para traer al 2010
04/01/10
Por undécimo año consecutivo, la lista de lo que quiero tener y mantener en 2010
Una y mil veces más, a José Antonio Abreu y a todos los integrantes del Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela. Espero que 2010 sea el año del Premio Nobel de la Paz para el maestro Abreu. A Gustavo Dudamel, una de las personas más conocidas y queridas en el mundo, por su talento, su trabajo, su encanto, su disciplina y su sencillez. A la Orquesta Sinfónica Venezuela que cumplirá sus primeros 80 años. Celebro y espero que continúe el apoyo que les da el Ministerio de la Cultura.
A los medios de comunicación privados por su lucha sin cuartel contra un gobierno arbitrario, autoritario y déspota. A Vale TV por su excelente programación.
A los empresarios que a pesar de las amenazas, abusos de poder e injusticias, siguen adelante.
A la lección de dignidad que le han dado al país Franklin Brito y su familia, el alcalde mayor Antonio Ledezma, el prefecto Richard Blanco, Julio Rivas y otros jóvenes estudiantes.
A la Casa Arturo Uslar y su programa de Niños Escritores, otra esperanza de progreso y paz. A José Luis Pacheco, Elita Uncal y a todo el equipo de la Fundación Teatro Teresa Carreño.
A la Ley de Discapacitados y a la labor del Conapdis e instituciones afines a favor de ese sector de la población. Al programa de Equinoterapia de la Escuela de Equitación "Negro Primero" del Ejército venezolano y a todos quienes laboran allí.
A las organizaciones de la sociedad civil Asamblea de Educación, Foro Penal, Observatorio de Prisiones, Ciudadanía Activa, Espacio Civil y la Red de Veedores, entre otras, que defienden los derechos de los venezolanos.
A todos los religiosos comprometidos en divulgar los valores espirituales del pueblo venezolano.
A los intelectuales, las academias y al mundo de la cultura en general.
A los humoristas por el entusiasmo que nos infunden, tan necesario para seguir adelante.
A todos quienes dedican sus vidas a cuidar de otras vidas.
A los inmigrantes que nos han ayudado a construir nuestro país.
A nuestra Vinotinto, a la Liga Profesional de Beisbol Venezolana, muy especialmente a los Leones del Caracas y a todos nuestros deportistas.
Y al deseo imperecedero del pueblo venezolano de vivir en paz, democracia y libertad. .
carolinajaimesbranger@gmail.com
04/01/10
Por undécimo año consecutivo, la lista de lo que quiero tener y mantener en 2010
Una y mil veces más, a José Antonio Abreu y a todos los integrantes del Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela. Espero que 2010 sea el año del Premio Nobel de la Paz para el maestro Abreu. A Gustavo Dudamel, una de las personas más conocidas y queridas en el mundo, por su talento, su trabajo, su encanto, su disciplina y su sencillez. A la Orquesta Sinfónica Venezuela que cumplirá sus primeros 80 años. Celebro y espero que continúe el apoyo que les da el Ministerio de la Cultura.
A los medios de comunicación privados por su lucha sin cuartel contra un gobierno arbitrario, autoritario y déspota. A Vale TV por su excelente programación.
A los empresarios que a pesar de las amenazas, abusos de poder e injusticias, siguen adelante.
A la lección de dignidad que le han dado al país Franklin Brito y su familia, el alcalde mayor Antonio Ledezma, el prefecto Richard Blanco, Julio Rivas y otros jóvenes estudiantes.
A la Casa Arturo Uslar y su programa de Niños Escritores, otra esperanza de progreso y paz. A José Luis Pacheco, Elita Uncal y a todo el equipo de la Fundación Teatro Teresa Carreño.
A la Ley de Discapacitados y a la labor del Conapdis e instituciones afines a favor de ese sector de la población. Al programa de Equinoterapia de la Escuela de Equitación "Negro Primero" del Ejército venezolano y a todos quienes laboran allí.
A las organizaciones de la sociedad civil Asamblea de Educación, Foro Penal, Observatorio de Prisiones, Ciudadanía Activa, Espacio Civil y la Red de Veedores, entre otras, que defienden los derechos de los venezolanos.
A todos los religiosos comprometidos en divulgar los valores espirituales del pueblo venezolano.
A los intelectuales, las academias y al mundo de la cultura en general.
A los humoristas por el entusiasmo que nos infunden, tan necesario para seguir adelante.
A todos quienes dedican sus vidas a cuidar de otras vidas.
A los inmigrantes que nos han ayudado a construir nuestro país.
A nuestra Vinotinto, a la Liga Profesional de Beisbol Venezolana, muy especialmente a los Leones del Caracas y a todos nuestros deportistas.
Y al deseo imperecedero del pueblo venezolano de vivir en paz, democracia y libertad. .
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