China, Tibet, Cambodia, Corea del Norte, Etiopía, Biafra, Afganistán, Ruanda, Timor Oriental, Kurdistán, Yugoslavia, Angola, Uganda, Pakistán, Liberia, Sierra Leona, Burundi, Sudán, República Centroafricana.
El denominador común de todos estos países es el genocidio que en ellos ocurrió… después del genocidio del pueblo judío durante Segunda Guerra Mundial. ¿Será que los seres humanos nunca aprenderemos?
Recientemente vino a Venezuela un ilustre visitante: Daniel Rafecas, Juez Federal de la provincia de Buenos Aires, experto en derechos humanos. Fue orador de orden en la conmemoración de “la noche de los cristales rotos”, pogromo que inició el exterminio sistemático del pueblo judío por parte del régimen nazi.
El juez Rafecas, claro, directo, inteligente, comenzó hablando del propósito de los negacionistas. Un suceso tan documentado como el Holocausto es un obstáculo moral insalvable… ¿cómo negarlo? No es sino una estrategia para instaurar ideologías neonazis.
Luego disertó sobre Auschwitz como un producto de la modernidad, el hijo legítimo de las luces, la perfecta conjugación de artefactos que no existían 150 años antes.
El campo de exterminio, dijo, es el derivado perverso de las cárceles. Es la concepción “fordista” de la producción en cadena para asesinar en masa: trenes cargados de seres humanos, que en dos horas y media quedaban reducidos a una columna de ceniza saliendo por una enorme chimenea.
Auschwitz tampoco hubiera sido posible sin la burocracia. Sin esa larga cadena de funcionarios que procesaron las órdenes de la oficina 4B4 de Berlín, a sabiendas de que cada expediente era una vida que segaban, pero con sus conciencias en paz porque las doctrinas “científicas” que consagraban la superioridad de la raza aria los eximían de culpa. Auschwitz no hubiera sido posible en su grado de perversidad en otro tiempo. Hay que recordar para que no se repita en estos y en los por venir.
El juez Rafecas terminó su discurso aludiendo a Venezuela. Un escalofrío recorrió mi espalda:
“Solicito permiso de los no creyentes para pedirle a Dios, a ese Dios severo y misericordioso que compartimos judíos y católicos, que ilumine al pueblo venezolano –y a sus dirigentes- para que nunca se repita la historia que esta noche conmemoramos”.
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Carolina, soy un asiduo lector de los articulos publicados en el Diario La Verdad, donde tuve la oportunidad de leer el tuyo titulado "LAS VACAS PODRIDAS", el cual me gusto mucho y quiero suministrarte importante información para que la vayas publicando y que el Pueblo Venezolano se de cuenta de la desgracia que estamos viviendo y hacia donde estan llevando a nuestro Pais.
ResponderBorrarTenemos los valores invertidos.
INFLACION: Una de las inflaciones mas altas del mundo.
CORRUPCION: Uno de los paises más corruptos del mundo
INSEGURIDAD: Uno de los paises mas inseguros del mundo.
PRODUCTO INTERNO BRUTO: Estamos compitiendo con HAITI, los dos únicos paises Latinoamericanos con un PIB negativo (que verguenza).
Carolina, soy ex-supervisor de PDVSA y te nutriré (si tu lo aceptas) con información valiosa para ser publicada.
Jose Mora
...traigo
ResponderBorrarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
COMPARTIENDO ILUSION
CAROLINA
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
AFECTUOSAMENTE
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE CUMBRES BORRASCOSAS, ENEMIGO A LAS PUERTAS, CACHORRO, FANTASMA DE LA OPERA, BLADE RUUNER Y CHOCOLATE.
José
Ramón...
Profundamente agradecida por el bello poema de José Ramón y por el ofrecimiento del señor Mora.
ResponderBorrarSaludos cordiales,
CJB