lunes, 12 de julio de 2010

¿En qué alma cabe esto?

A todos los venezolanos nos enseñaron desde chiquitos que la comida no se bota. Nos enseñaron que no se deja nada en el plato y que con la comida no se juega. 

Si en la calle nos piden dinero, no sabemos para qué o para quién va destinado. Pero si nos piden comida, siempre hacemos el esfuerzo de dar. 

Los venezolanos compartimos la comida con quienes están en nuestras casas a la hora de comer. Las veces que la naturaleza nos ha golpeado con furia, los venezolanos todos -en la medida de nuestras posibilidades- hemos enviado comida para los damnificados. 

Los venezolanos compartimos la comida, no la escatimamos. En todas los hogares hay historias que hablan de ese principio. Tenemos responsabilidad y generosidad para con la comida. Por todo esto es que indigna tanto el asunto de los containers. Se perdió comida. Hubo que incinerar comida. Hubo que botar comida. 

Mucha gente que hubiera podido comer, no comió. La comida que han podido hasta regalarles, se perdió. 

Y no es algo trivial como que "quedó un plato frío de anoche". Fueron millones ¡MILLONES! de platos que se perdieron. Y eso no nos cabe en la cabeza. 

Los venezolanos sabemos que esa comida no se perdió por causas de un desastre o por fuerza mayor: ¡se perdió por irresponsabilidad, por desidia y por soberbia de quienes se llenan la boca autoproclamándose favorecedores, amigos, aliados del pueblo! ¿Cómo serían, qué cosas distintas harían, en qué se diferenciarían si fueran sus enemigos? ¡Cuánta hipocresía, cuánta corrupción, cuánta caradura se necesita para salir ileso de una situación como ésta! Y eso nos oprime. 

Y oprime más el conocer que muchos lo sabían, y que, adrede, la dejaron perder. Ante este horror, lo primero que nos cruza por la mente es: "¡No! ésos no pueden ser venezolanos. Nosotros no le hacemos eso a nadie". Mi gente no le hace eso a su gente. 

Se rumora que, en efecto, hay extranjeros envueltos en el escándalo. Pero los responsables al más alto nivel tienen una cédula que comienza con una "V" seguida de un guión y sus mamás los arrullaron con el himno nacional. 

Entonces los venezolanos, desconcertados, nos preguntamos "¿en qué alma cabe esto?".Y tristes y desgarrados, nos preguntamos si podremos reconocer en lo sucesivo a esos irresponsables-responsables como nuestros compatriotas. 

2 comentarios:

  1. Se recuerda que hay actualmente en Cuba cientos de contenedores llenos y vaciados, con toda clase de equipos y comidas, producto de que el negocio se basa en comprar en USA, Nicaragus etc con el 30-40% de comision , lo que interesa es tener la comision constante y sonante , "la entrega de los container es problema de otros "
    lo que se ha descubierto no es nada para la triste realidad...

    Saludos

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  2. Doña Carolina, le hago llegar un saludo muy cordial y de nuevo mis palabras de agradecimiento por estos temas de reflexión. Esta situación ha añadido un disgusto más a la muy larga cadena de disgustos que hemos recibido todos, aunque no queramos reconocerlo, durante los más reciente once años. ¡Habrase visto! ¡Tanta hambre en el mundo y perdiéndose comida bajo la mirada complaciente de los jerarcas del régimen! La gente de antes hubiera dicho “¡esto no tiene nombre!”, pero resulta que sí lo tiene... y apellido también... La abominable situación de la comida perdida harto demuestra la baja calidad humana de quienes nos gobiernan. Simplemente no les importa, cosa bien demostrada por la actitud de “irse por la tangente” en el asunto y buscar al más zoquete para inculpar. ¡Tanto “echar el ganso” a los gobiernos de la Cuarta República y ellos son mucho peores! Ya no pueden “escurrir el bulto” ante los meridianamente claros desmentidos que les devuelve la realidad actual del país. Claro, quieren arreglarlo a través de una cadena nacional de radio y televisión mediante un “palabrerío loco” para “marear” a todo el mundo. Y la comida perdiéndose, así como nuestros derechos. Tenemos muchos deberes y pocos derechos, tal como en esa aberración de sistema QUE FUE el Comunismo. Y tal es el bodrio que quieren imponernos. Un sistema decimonónico de harta demostrada ineficacia. ¿Qué tanta alharaca con la dizque “soberanía alimentaria”? ¿Es esa la tal “soberanía alimentaria”? “Mucho ruido y pocas nueces.” Ésta ha sido la característica más notoria del gobierno durante los últimos once años. ¡Caracha! ¡Todo esto parece producto de las “Siete Plagas de Egipto”! Pero es culpa nuestra por haber dejado llegar al poder a gente incompetente y corrupta que han hecho el gobierno más ineficaz y sectario de los últimos tiempos. Debemos recordar que aún tenemos el derecho del voto (digo yo) para vetar esta nefasta acción (o, mejor dicho, destrucción) de gobierno. Espero no lo olvidemos y acudamos a ejercerlo. Hablaré claro: ¡Sólo pido a Dios que el pueblo de Venezuela reaccione contra la imposición del Comunismo en contra de su voluntad!

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