domingo, 14 de noviembre de 2010

¡Para que no se repita!

China, Tibet, Cambodia, Corea del Norte, Etiopía, Biafra, Afganistán, Ruanda, Timor Oriental, Kurdistán, Yugoslavia, Angola, Uganda, Pakistán, Liberia, Sierra Leona, Burundi, Sudán, República Centroafricana.




El denominador común de todos estos países es el genocidio que en ellos ocurrió… después del genocidio del pueblo judío durante Segunda Guerra Mundial. ¿Será que los seres humanos nunca aprenderemos?



Recientemente vino a Venezuela un ilustre visitante: Daniel Rafecas, Juez Federal de la provincia de Buenos Aires, experto en derechos humanos. Fue orador de orden en la conmemoración de “la noche de los cristales rotos”, pogromo que inició el exterminio sistemático del pueblo judío por parte del régimen nazi.



El juez Rafecas, claro, directo, inteligente, comenzó hablando del propósito de los negacionistas. Un suceso tan documentado como el Holocausto es un obstáculo moral insalvable… ¿cómo negarlo? No es sino una estrategia para instaurar ideologías neonazis.



Luego disertó sobre Auschwitz como un producto de la modernidad, el hijo legítimo de las luces, la perfecta conjugación de artefactos que no existían 150 años antes.



El campo de exterminio, dijo, es el derivado perverso de las cárceles. Es la concepción “fordista” de la producción en cadena para asesinar en masa: trenes cargados de seres humanos, que en dos horas y media quedaban reducidos a una columna de ceniza saliendo por una enorme chimenea.



Auschwitz tampoco hubiera sido posible sin la burocracia. Sin esa larga cadena de funcionarios que procesaron las órdenes de la oficina 4B4 de Berlín, a sabiendas de que cada expediente era una vida que segaban, pero con sus conciencias en paz porque las doctrinas “científicas” que consagraban la superioridad de la raza aria los eximían de culpa. Auschwitz no hubiera sido posible en su grado de perversidad en otro tiempo. Hay que recordar para que no se repita en estos y en los por venir.



El juez Rafecas terminó su discurso aludiendo a Venezuela. Un escalofrío recorrió mi espalda:

“Solicito permiso de los no creyentes para pedirle a Dios, a ese Dios severo y misericordioso que compartimos judíos y católicos, que ilumine al pueblo venezolano –y a sus dirigentes- para que nunca se repita la historia que esta noche conmemoramos”.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Comiendo "de aquello"

El General Gómez decía que “loco” era el que comía “de aquello”. Me he estado preguntando si el número de locos en Venezuela ha aumentado de tal manera, que ahora nos contamos por millones… al menos a la vista del gobierno. Porque ya es imposible que nos sigan metiendo cuentos como si viviéramos en Plutón.
Por ejemplo, cuando oímos al Presidente decir (repetido ad infinitum por todos sus seguidores y todos los medios de comunicación de los que disponen) que las expropiaciones son para “mejorar”, nos preguntamos: ¿estaremos locos? ¡Si prácticamente todo lo que han expropiado está en el suelo! Para muestra, ahí está el Hato Piñero vuelto leña. Y ni hablar del Hato El Frío.

Cuando vemos los cursísimos corazoncitos que dicen “hecho en socialismo”, uno se pregunta ¿estaremos locos?... “¿será que la palabra “hacer” ahora significa otra cosa? Hacer, al menos en la Venezuela de antes, significaba producir, fabricar, realizar, ejecutar, poner en acción un trabajo. ¿Y qué ha hecho esta gente? Aparte de destruir lo que toman, se han solazado en quitarle las propiedades a quienes las han trabajado.

Cuando escuchamos hablar de “propiedad social” a quienes alardean sin pudor de las riquezas súbitas y mal habidas. Cuando acusan de “manipulados” y hasta de “oligarcas” a los obreros que con toda razón defienden sus puestos de trabajo en empresas privadas (vista la experiencia de los que han pasado a ser obreros del Estado), uno termina preguntándose si será locura vivir en este mundo de Gatos de Cheshire y desconcertadas Alicias… en el país de las pesadillas. ¿Cómo no volverse locos si aquí “lo que es, es lo que no es, porque lo que no es, es lo que es”?

Cuando nos dicen que la actual Asamblea Nacional escogerá a los nuevos magistrados del Tribunal Supremo, y alegan las excusas más peregrinas que se pueden alegar… Cuando en vez de investigar una acusación tan seria como la que ha hecho gobierno español y dar una respuesta que satisfaga no sólo a los españoles, sino a los venezolanos, y en su lugar –sin evacuar pruebas-se acusa al gobierno español de endosarle al gobierno de Chávez su fracaso con los etarras, uno se siente como el propio loco.

Y si no lo somos, lo parecemos: millones de locos comiendo “de aquello”.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Ni siquiera el Che

Dos pasajeros con sendas franelas del Che Guevara que venían en la primera clase del avión en el que yo regresaba de Bogotá, me hicieron reflexionar en el futuro de la revolución en Venezuela. Evoqué el artículo de Domingo Alberto Rangel en Quinto Día del 16/10/2010:



“Los resultados electorales confirman algo que le oí decir al Che Guevara en La Habana y he oído varias veces después en boca de revolucionarios de varios países: no hay país de América Latina que idolatre más la democracia representativa que Venezuela”


En un reportaje que transmitió Telesur sobre el secuestro de la M/N Anzoátegui en 1963, ya el doctor Rangel había tocado el tema. Lo llamé para que me relatara con más detalles lo que le había dicho Guevara.


“Dos veces me ratificó el Che lo inviable que él veía la revolución en Venezuela”, me dijo. “La primera vez fue en una reunión en Caracas en 1960, a la que asistimos Armando Alarcón Fernández, Simón Sáez Mérida, Josefina Pinto Salinas de Alarcón, Inés de Sáez Mérida y yo. El motivo, discutir con el Che las prioridades de la revolución en América Latina”


 “Ustedes están peleando con el fantasma de la democracia”, les dijo el Che. “La democracia es la Dulcinea del Toboso de los venezolanos. Este país ama la democracia representativa. No se puede llevar a cabo una reforma agraria sin campesinos. Y aquí los campesinos son adecos. Miren el resultado electoral de 1958. En esas condiciones, es imposible hacer una revolución aquí. Será una pelea de largo aliento, una campaña larga y persistente, con pocas posibilidades de triunfo”.


“Y no es casual que hoy, en 2010, AD esté en camino, nuevamente, de convertirse en el primer partido de oposición” me comentó. “Aquí no ha cambiado nada”


La segunda vez fue en 1962 en La Habana. Rangel y Sáez Mérida fueron enviados por
la Dirección Nacional del MIR para conocer la opinión definitiva de los cubanos sobre la insurrección en Venezuela. “Hablen con el Che, que es lo mismo que hablar conmigo”, les dijo Fidel Castro, quien no los pudo atender porque tenía la agenda llena, ya que acababa de salir de la crisis de los misiles. Guevara les repitió lo que les había dicho tres años antes: “Venezuela no tiene prioridad en la agenda revolucionaria. Es sólo una apariencia”


Y refiriéndose de nuevo al presente, me dijo Rangel: “Mientras más empresas expropien, peor. Aquí lo que hay son ladrones predicando patriotismo. Lo peor es la incompetencia”


Y la mayor fortaleza, lo que terminará imponiéndose, añado yo, es la democracia liberal en el pensar y el sentir de los venezolanos.