lunes, 11 de enero de 2010

Los parias de Paria

Carolina Jaimes Branger // Los parias de Paria
11/01/10

"La semana fue turismo de aventura y eso sí, pagado a precio de cinco estrellas"
Todo comenzó con un terrible malentendido: yo creí que había reservado -pagando por adelantado el 100%- para pasar el fin de año con mi familia en una posada a la orilla del mar cerca de donde Colón creyó que había llegado al paraíso terrenal. Craso error: la reservación, desde un principio, había sido hecha en otra posada, propiedad de los mismos dueños, muy bonita, pero en el medio de un pueblo, sin piscina ni playa y con aire acondicionado si había luz eléctrica.

Nos dijeron que el viaje tomaba 30 minutos del aeropuerto de Carúpano, pero resulta que no hay vuelos para Carúpano. No importa, desde Cumaná "sólo" toma 2:15 horas, pero 50 policías acostados hicieron que las 2:15 horas se convirtieran en 3.

Al día siguiente nos llevaron a la playa de la posada a la que queríamos ir. Espectacular. "Queda a 15 minutos", cosa que hubiera sido verdad si las vías estuvieran pavimentadas.

"No se permiten cavas, allá hay de todo" nos informaron. Nadie vino a atendernos. "Hacemos cocadas riquísimas", pero no había cocos ¡y estábamos rodeados de cocoteros llenos de cocos! Tampoco había piñas ni nada para picar. Cuando el dueño llegó y protestamos, su actitud en general fue "ustedes saben, estamos en Venezuela".

Al día siguiente nos llevaron a Playa Medina, otra playa fuera de serie, pero llegar allá no nos tomó 1:15 horas como nos habían dicho, sino 2:15, porque el camino está en condiciones desas-trosas.

Habíamos pagado por adelantado un tour a una fábrica de chocolates donde lo único que estaba abierto era la tienda. Luego fuimos a unas aguas termales que en cualquier parte del mundo serían un sitio turístico maravilloso, pero que estaban llenas de basura, piedras, maleza, y duchas que no funcionaban.

El día de Año Nuevo todavía no había cocos ni piñas. Aparentemente el primero del año los agarró por sorpresa.

Y para finalizar, todo esto hubiera estado muy bien si los precios hubieran sido de turismo de aventura. Pero el viaje costó BsF 3.700 por persona, sin incluir los pasajes de avión. En dólares oficiales, la friolera de $18.000. Con esto se paga un viaje de primera clase en un crucero de 5 estrellas por el Caribe, una estadía en Cancún atendidos como reyes o 5 días en Nueva York.

Venezuela nunca llegará a competir de esta manera en el mercado mundial. Fuimos los parias de Paria.

carolinajaimesbranger@gmail.com

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